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viernes, 9 de julio de 2010

Manos y momentos



Chaparrón, histeria colectiva,
dos años tachando palitos
y los ojos grises de tanto llover.

Puesto que alguna vez se habrán secado las esquinas
volveremos a toparnos.

De cualquier manera lo haría
sin silbar un tango en tu vereda.

Lo haría.

Sorprenderte noche
y amanecerte.

Enarbolar tu mirada
tan testarudamente desentendida.

Volver a ser
pero esta vez
no caer en la memoria revuelta
de tanto tropezar en tus pestañas embarradas.

De los tiempos en tu patio plagado de hormigueros
me he traído en un bolsillo
lo suficiente para llorarte una vez al día.

Sé que no nos olvidamos.

Es sólo que estamos demasiado mojados
como para mostrarnos las caras.

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