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miércoles, 17 de marzo de 2010

Simbiosis


No pensés que el límite entre mi mate y tu guadaña
se preste a profanar la tormenta celosa de los portales advenedizos.

Que cierro la cruz y abro el universo equilátero de duendes as men,
sin corpiños ni catequesis.

Que a veces preferí morir en la dimensión mierdera de la colapsada nuca,
de ombligos adyacentes y masturbados por el egoísmo.

No pensés que acoger la vereda de la mano,
te transmuta en quiasmo,
que el barquito de papel se fugó del océano para fingirme diestra.

No podría ver el zapping desahuciado de una efímera mota de sangre.

Hace horas le doné mi alma al diablo.

Una opción debería ser que amarte
debió saber mejor que tu madre en toallas,
o más,
condecorarte hombre a costas de una hormiga interna
y balbucearte hasta caerme dentro de mi propio cuerpo.

No pensés que por ser un renglón epistolar y reglado
más adentro que de costumbre,
traicionando de manera mugrosa y desgajada lo comprado con los ojos
debería ser una inédita mariposa descamada.

No pensés la manera cartesiana de acomodarnos al mundo.

Vos, dejame a mí,
que de tanto cargar kilómetros en las manos
podría deshacer la impiadosa incomprensión
besando una a una las palabras
hasta que aterricen ajadas en tu mesa de noche.

Por las dudas, no lo pensés.
Vos, dejame a mí.



1 comentario:

  1. esquisites, de poema, me ha venido muy a bien
    saludos, desde la punta del iceberg

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