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jueves, 9 de septiembre de 2010

Sombras




No madre,
no soy feliz.


Hay un pájaro aleteando en mis costillas
y siembran pan, mis dedos de abecedario.

A veces llueve sobre los números impares
mientras el vaivén descose el arpa del asfalto
y yo envidio el insomnio frugal de los ángeles.

El polimorfismo de un pozo crucificado
rescata a las sombras empolvadas
vertidas en ofrendas a Dédalo.

Detrás se acumulan las lenguas
entorpecidas de lacónicos mestizos
mezclando el vientre con pinceladas de cobre.

La orfandad de mi cuello se despliega,
la crisis de la mariposa de papel mojado,
la pertenencia a los ojos de las piedras,
llaga pisciana que deambula en la boca
sin sospecharse herida de muerte.

El silencio me besa el estómago
y crepitan las canillas
la peste de extrañar el baldío del alma.

2 comentarios:

  1. Hola, Daniela. Estoy encantado de pasar por tu blog. Este poema lo había leído en Alaire, y ya me encantó, pero leído aquí, envuelto en la oscuridad del fondo, fuera de las listas de un foro, me ha hecho paladearlo mucho más, leerlo más despacio y empaparme de él. Es un poema buenísimo, con un ritmo embrigador y unas imágenes que te mueven del sitio.
    Me ha gustado mucho descubrir tu blog.

    Abrazos.

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  2. Hola Juani, qué gusto hayas llegado hasta aquí. Espero encontrar tu sitio electrónico, es como decís, en esta cierta intimidad se degusta diferente. Un beso enorme y gracias por tu lectura.

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